Cómo funcionan los músculos y cómo potenciarlos con electroestimulación

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Potenciar músculos con Electroestimulación

¿Eres consciente de que en el cuerpo tiene entre 500 y 600 músculos constantes? Suponen en torno al 40 % de tu peso y se completan con otros que son inconstantes. Con esta entrada, queremos ayudarte a conocer un poco mejor el organismo, y más concretamente, explicar qué son los receptores musculares y cuál es su papel. Una cuestión clave para armonizarte con tu cuerpo y sacar el máximo rendimiento a tus entrenamientos.

¿Qué tipos de músculos existen?

En función de la clase de tejido muscular que los forma, los podemos dividir en tres categorías, con una estructura y una funcionalidad diferenciadas entre ellas:

  • Esquelético. Se encarga de mover los huesos y otras estructuras. Gracias a ellos, se contraen y se relajan a partir de órdenes conscientemente emitidas por el sistema nervioso. Este tejido está formado por las llamadas fibras musculares, creadas por células alargadas con aspecto estriado.
  • Cardíaco. Su función es contraer el corazón para que pueda bombear la sangre y mantener la vida en el organismo. Se localiza en la capa media del corazón, llamada miocardio, que se contrae a partir de las señales recibidas desde el sistema de conducción cardíaco. Gracias a su existencia, te late el corazón.
  • Liso. Se localiza en las paredes de los órganos huecos: el ojo, los vasos sanguíneos, el tracto respiratorio, el tubo digestivo del estómago, el útero y la vejiga urinaria. Con el fin de hacer posibles las distintas funciones corporales, va cambiando de forma. Sus movimientos no son conscientes, pero sin ellos la existencia no sería posible.

Músculos voluntarios

En nuestro cuerpo contamos con musculatura cuya actividad se encuentra bajo control consciente de las personas. Se ponen en acción, por ejemplo, cuando decides caminar, nadar, lanzar una pelota o escribir en un teclado.

Músculos involuntarios

Estos desempeñan su labor inconscientemente. No tenemos que decidir activarlos, porque actúan en todo momento como deben hacerlo, con independencia de nuestra voluntad.

Se ponen en marcha, por tanto, sin mediación del cerebro humano. Hay un ejemplo que refleja esta realidad muy claramente: ¿por qué cuando introduces tu cabeza bajo el agua e intentas aguantar la respiración lo máximo posible sin querer salir, acabas haciéndolo como un resorte? Porque los músculos involuntarios reaccionan de manera contraria a esa decisión. La respiración, los latidos del corazón y los movimientos de los intestinos se incluyen en este tipo de musculatura humana.

Tipos de fibras musculares

Las fibras musculares son otro elemento fundamental en el funcionamiento de nuestro cuerpo. ¿Qué son? Las células que forman el tejido muscular. Su unión conforma unidades contráctiles capaces de ocasionar el movimiento requerido. Existen de tres clases: lentas o rojas (tipo I), intermedias (tipo IIA) y rápidas o blancas (tipo IIB). Todos tus músculos las incluyen, en mayor o menor medida, según cuál sea su utilidad.

La genética también es un aspecto que influye en su composición, aunque el entrenamiento y la adaptación a la ejercitación pueden alterar esa realidad. En este último caso, lo que sucede no es que unas fibras se transformen en otras, sino que se amoldan a ciertas ejercitaciones por medio de la práctica.

A continuación, te contamos con más detalle cuáles son las características principales de cada una de las fibras musculares.

  • Fibras rápidas. Las de tipo I o blancas entran en acción en cuanto realizamos una ejercitación anaeróbica. Responden, por lo tanto, ante la actividad de alta intensidad y breve duración. Destacan por su capacidad para generar mucha energía en poco tiempo, así como mucha fuerza. Cuentan con menos vascularización, ya que no necesitan tanto oxígeno como las demás. Como contrapartida, se cansan más rápidamente.
  • Fibras lentas. Las rojas o de tipo I responden a la activación aeróbica: de larga duración y con intensidad media. Utilizan el oxígeno y otros nutrientes como fuente de energía, por lo que su vascularización es la mayor. Se contraen despacio, con menos fuerza y no se fatigan tan pronto. Son muy rojas, dada la cantidad de capilares sanguíneos y mioglobina.
  • Fibras intermedias. Las cualidades de las fibras de tipo IIA se encuentran a caballo entre las dos anteriores. Por ello, se contraen con rapidez y resisten a la fatiga de forma moderada. Tienen un diámetro mediano y, asimismo, tonalidad rojiza.

Receptores musculares

En todo momento, tanto si estás parado como si haces ejercicio, los receptores musculares se encargan de captar y transmitir información valiosa para tu organismo. Concretamente, sobre tus articulaciones, tu musculatura, la distancia y la temperatura, por ejemplo.

Se encuentran situados en los músculos y los tendones y se concentran en dos aspectos: tensión y longitud. Los datos que transmiten son fundamentales en ambos campos. 

A continuación vamos a profundizar en los dos receptores más importantes en la actividad contráctil.

Husos neuromusculares

Están considerados como los órganos sensoriales propioceptivos más importantes. Se localizan en las fibras extrafusales y tienen forma de huso. Su trabajo consiste en regular la excitabilidad de las fibras nerviosas sensoriales. A consecuencia de ello, somos capaces de estirar la musculatura de manera idónea en cada situación activa. 

Cuando estamos en reposo, también podemos conocer, gracias a ellos, la respuesta y posición estática de nuestros músculos.

Órganos tendinosos Golgi

Estos receptores se sitúan en la unión entre el tendón y el músculo, y cuentan con una inervación sensorial de tipo Ib. Son capaces de generar una descarga a partir de la deformación mecánica. Es decir, como consecuencia de una contracción muscular o de un estiramiento.

Estímulo muscular

¿Cómo es posible que un músculo se active y se contraiga? En teoría resulta mucho más sencillo concebirlo que en la práctica, porque en cualquier organismo humano este proceso se produce de forma casi instantánea. Y además, se lleva a cabo en muchos músculos al mismo tiempo. El cuerpo humano es maravilloso, ¿no te parece?

La función del sistema nervioso

El artífice principal de esta respuesta es nuestro sistema nervioso. Funciona como una instalación eléctrica en una vivienda, solo que con una precisión infinitamente mayor. Las células que lo forman, las neuronas, se encargan de transmitir cada impulso nervioso de una a otra hasta llegar al músculo correcto. 

Explicar con detalle este proceso resulta complejo por los muchos nombres técnicos implicados. Basta decir que las neuronas se enlazan directamente con el músculo, mediante lo que se conoce como unión neuromuscular. En último extremo, la motoneurona se comunica directamente con la fibra muscular y finaliza el proceso.

Cada neurona incluye en su rama más larga un transmisor llamado axón, dotado con terminales en forma de discos planos. Estos últimos se conocen como placas terminales motoras y son los responsables de enlazar cada fibra con su neurona.

El impulso nervioso se genera cuando los terminales del axón liberan los neurotransmisores precisos.

Los neurotransmisores

La acetilcolina y la noradrenalina son los neurotransmisores más importantes. El intercambio de ambas sustancias es lo que determina, realmente, el éxito del impulso nervioso. Posteriormente, el músculo se contraerá de la manera correcta, según la cantidad de fibras que hayan sido estimuladas y de su rapidez.

Fundamentalmente, los efectos generados son de dos clases:

  • Sumación de varias fibras musculares. Comienza por las unidades motoras más reducidas y va extendiéndose hacia las mayores. Así se alcanza la deseada graduación de la fuerza muscular.
  • Sumación de frecuencias. Se trata de contracciones individuales que, cada vez, se realizan más rápidamente. Tanto que, al comenzar la siguiente, aún no ha terminado la anterior. La fuerza del músculo aumenta así y puede generar la tetanización, o lo que es lo mismo, una contracción continua ocasionada por muchas contracciones individuales sucesivas.

¿Cómo estimular la musculatura? 

A cuantos practicamos deporte, suele interesarnos mucho identificar cómo estimular nuestra musculatura. ¿También te ocurre a ti?

A la hora de entrenar, hay muchos consejos prácticos para estimular antes y en mayor cantidad tus músculos. Entre ellos, figuran los siguientes:

  • Realiza cada ejercitación con lentitud.
  • Supera el límite del dolor durante tu ejercicio.
  • Sé constante al entrenar: hazlo entre 3 y 5 veces a la semana.
  • Come muchas proteínas.
  • Inicia tu ejercitación con actividades musculares.
  • Alterna tus rutinas de manera periódica: aproximadamente, cada 30 o 40 días.
  • Realiza cada ejercicio con el 65 % de la carga máxima.
  • Una vez conseguido el objetivo, sigue entrenando.

«La electroestimulación, un recurso idóneo para completar el entrenamiento tradicional y sacarle el máximo rendimiento a tu esfuerzo y organismo.»

Por otra parte, existe una tecnología muy avanzada que está demostrando una gran eficacia en esta dirección. La electroestimulación muscular funciona, y muy bien, cuando se aplica correctamente. Es un excelente aliado si buscas alcanzar una forma física excelente o, simplemente, perder peso con electroestimulación. Un recurso idóneo para completar el entrenamiento tradicional y sacarle el máximo rendimiento a tu esfuerzo y organismo.

La electroestimulación acelerará tu hipertrofia muscular, siempre y cuando la acompañes de un entrenamiento específico. Te ayudará a aumentar el tamaño de las fibras musculares con el fin de aumentar su volumen total, mejor y más rápido. Ponerte en manos de profesionales especializados, que dispongan de la tecnología y los conocimientos adecuados, es la clave del éxito de la electroestimulación y unos músculos bien trabajados.

Ahora, tras conocer cómo funcionan tus fibras y receptores musculares, estás en condiciones de entrenar mejor y tomar decisiones deportivas adecuadas. ¿Estás listo? ¡No olvides suscribirte a nuestro blog para seguir informado!

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