A pesar de que la epicondilitis se conoce popularmente como codo de tenista, esta afección no es exclusiva de los deportistas. Se asocia a ellos porque, al coger la raqueta, fuerzan la muñeca o el antebrazo, pero te puede pasar con situaciones cotidianas como, por ejemplo, coger las bolsas de la compra.
Hoy te vamos a enseñar cómo puedes identificarla, cuáles son los síntomas de la epicondilitis más habituales y cómo tratarla. ¡Presta atención!
¿Qué es epicondilitis?
La epicondilitis o codo de tenista, como casi todas las -itis, refleja una inflamación. En esta ocasión, es la inflamación de los tendones que unen la musculatura de la mano y el antebrazo con el epicóndilo, el hueso de la cara externa del codo. Esta estructura muscular es la que se encarga de controlar los movimientos principales de la mano.
Debido al nombre técnico, quizás hayas podido pensar que lo que se inflama es el hueso, es decir, el epicóndilo, pero no es así. El nombre lo toma de los músculos, ya que aquellos que se insertan en este saliente óseo se denominan músculos epicondíleos. Así, la inflamación se produce en el área tendinosa que se inserta en esta región.
Al utilizar una y otra vez los músculos del antebrazo, se produce un sobreesfuerzo y el tejido conectivo sufre daños y microrroturas. Estas son las microlesiones del tendón que provocan la inflamación.
¿Cuáles son los músculos que podemos destacar por su nivel de implicación de la epicondilitis o codo de tenista?
Básicamente son cinco: el primer y segundo radial externo, el cubital posterior, el supinador y el extensor común de los dedos.
Como ya hemos mencionado, esta lesión no aparece únicamente tras la práctica deportiva. Hay algunas profesiones en las que se realizan movimientos repetitivos de gestos puntuales que favorecen su aparición. Así, obreros, mecánicos, pintores, pasteleros y profesionales que están todo el día frente a un ordenador teniendo que manejar el ratón pueden padecerla; pero las profesiones deportivas son el máximo exponente de la epicondilitis. Algunas de las más conocidas son el tenis o el pádel, debido a los movimientos de revés o saque donde se realiza una flexo extensión.
¿Cuáles son las causas habituales?
El mecanismo que puede desencadenar esta lesión consta de riesgos a priori diferenciados, pero que convergen entre sí:
- Sobreuso: El uso repetitivo y persistente de la musculatura que compone el antebrazo provoca, igual que haría en otra zona, una inflamación de las fibras tendinosas de las estructuras.
- Mal uso de la musculatura: Estas lesiones suelen producirse al comprometer los músculos y realizar un uso forzado del antebrazo. Son segmentos anatómicos que están concebidos para funcionar con unos movimientos y rangos muy concretos. No obstante, al sobrepasarlos con este tipo de gestos, el tejido blando se topa con ciertos problemas funcionales. De esta manera, se pueden producir degeneraciones, pequeños desgarros o microrroturas en las fibras tendinosas.
Por tanto, no solo el hecho de practicar una actividad deportiva como el tenis puede propiciar que padezcas epicondilitis. Cualquier tipo de movimiento en el que tu muñeca tenga una postura forzada puede provocar codo de tenista. Acciones cotidianas como utilizar un destornillador, un martillo o escurrir la fregona pueden provocar esta lesión.
¿Cuáles son los síntomas de la epicondilitis?
La evidencia que te indica que puedes tener codo de tenista o epicondilitis es el dolor codo externo. Puedes notarlo cuando sujetas o coges objetos, si alguien te aprieta en los puntos de inserción de los tendones y al dar la mano a otra persona. Pero también aparece el dolor al levantar objetos o provocar una rotación, por ejemplo, al llenar un vaso mientras sujetas una jarra.
Además, de estos síntomas que tienen un carácter general, puedes notar una falta de fuerza en el antebrazo. Al palpar la zona apreciarás un dolor punzante en la parte lateral externa del codo. Concretamente, en el área blanda que rodea la prominencia ósea. Esta molestia suele calmarse durante la noche. Sin embargo, durante el día puedes sentir un dolor sordo y constante. Aunque no es un dolor neurológico, sí que puede irradiarse hacia el antebrazo y la muñeca debido a que los nervios atraviesan esta zona muscular.
Como sucede en cualquier tipo de tendinitis, si haces una contrarresistencia el dolor aumentará. Dicho de otro modo, si extiendes la muñeca frente a una fuerza contraria notarás más dolor.
Cómo curar la epicondilitis tratamientos
Quién no ha buscado alguna vez “epicondilitis tratamiento” para intentar obtener información sobre cómo curar el codo de tenista o simplemente para saber cómo actuar ante esta afección.
Para tratar esta lesión se puede recurrir a fármacos antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, naproxeno o aspirina son los habituales). Estos bajarán la inflamación y el dolor, aunque no conviene abusar de ellos. Puedes utilizar también una crema antiinflamatoria natural a base de romero, harpagofito y árnica.
No obstante, si el dolor continúa necesitarás parar la actividad que la provoca y acudir a un fisioterapeuta para que con electroestimulación, vendajes y otras técnicas pueda ayudarte.
En todos los tratamientos con problemas de tendones, huesos o articulaciones también se pueden utilizar férulas, aunque no se ha demostrado que ayuden en la recuperación. Por contra, sí lo hacen los brazaletes de contrafuerza. La banda se coloca unos 3 centímetros por debajo del codo.
Tratamientos de frío
Para reducir el dolor y la inflamación en un proceso agudo, es decir, severo pero de corta duración, el mejor aliado es el frío. Por ello, es uno de los tratamientos de choque para el codo de tenista nada más comiences a notar los síntomas (en las primeras 48 horas). Aplica durante 15-20 minutos hielo o compresas frías tras los estiramientos al terminar la práctica deportiva o profesional. De este modo, conseguirás aliviar el dolor intenso y reducir la inflamación.
Puedes aplicarlo varias veces al día. Pero recuerda colocar siempre una tela entre la piel y el hielo para evitar que se te quede pegado.
Tratamiento de calor
El tratamiento de calor se aplica una vez que hayan transcurrido al menos 48 horas desde que sientes el dolor. Tanto el calor seco como el húmedo son tus mejores aliados cuando el dolor es a largo plazo. Puedes hacerlo con una bolsa de frío-calor o con baños de agua caliente. Hazlo varias veces al día durante unos 15 minutos.
Tratamiento de electroestimulación para la epicondilitis
Además de todos los tratamientos mencionados, también hay que hablar de la relación entre epicondilitis y electroestimulación. Entre los beneficios de la EMS o, más bien, de la electroterapia, hay que indicar que puede ser importante para tratar los síntomas del dolor.
¿Cómo utilizar el electroestimulador para tratar la epicondilitis?
En primer lugar, lo que debes saber es que tienes que utilizar electroestimulación TENS y no EMS. La electroestimulación nerviosa transcutánea actúa como un equipo de electroacupuntura con el que se puede tratar el dolor de manera efectiva.
Estos dispositivos funcionan mediante unos electrodos que envían una carga eléctrica en la zona en la que se colocan. Ahí producen una serie de cosquilleos que excitan las fibras sensitivas y generan unos impulsos eléctricos que provocan un alivio del dolor de manera natural. Este tipo de tratamiento evitará que tengas que recurrir a un tratamiento oral o tópico mediante fármacos.
Por todo ello y de una forma más técnica, se puede decir que la electroestimulación TENS va a provocar una analgesia local.
“La electroestimulación es un tratamiento perfecto para decir adiós al dolor y a las posibles recaída”.
Cuando el dolor sea más ligero y la zona esté recuperada, es conveniente que apliques un programa para ayudar a regenerar la zona y favorecer la circulación sanguínea. Hazlo al menos durante 15 días, teniendo siempre en cuenta que no tiene que dolerte, sino realizarte una especie de masaje.
Una vez estés ya recuperado de la lesión, puedes pasarte a un programa de fuerza y realizarlo durante 10 minutos un par de veces a la semana. El tiempo que puedes mantenerlo es de un mes, aproximadamente. De este modo, comprobarás cómo esa región vuelve a coger un buen tono muscular y las lesiones no son tan frecuentes como antes.
La electroestimulación es un tratamiento perfecto para decir adiós al dolor y a las posibles recaídas. Utilizada de la manera adecuada, puedes tratar diferentes tipos de lesiones y coger tono muscular.
Lo ideal ante las personas que con frecuencia sufren de epicondilitis o codo de tenista y quieren curar epicondilitis sin reposo, es recurrir a una buena prevención antes de la aparición de síntomas.
¿Se puede prevenir la epicondilitis?
Lo cierto es que prácticamente cualquier tipo de lesión se puede prevenir si utilizas una técnica correcta. El problema aparece cuando un deportista o cualquier otro profesional susceptible de padecer codo de tenista adquiere un mal vicio.
Si eres tenista o practicas habitualmente este deporte, debes asegurarte de que la empuñadura y el peso de tus herramientas estén adecuadas a tus características físicas. Además, es muy importante realizar ejercicios de precalentamiento y estirar tras la actividad física.
Para el resto de profesionales (jardineros, carpinteros, mecánicos, músicos…) la mejor forma de prevención es trabajar la higiene postural. Aprender a realizar los movimientos habituales con una buena técnica evitará que tus tendones se sometan a tensiones excesivas. Del mismo modo, dar descanso a estas estructuras tras la actividad también evitará que aparezca esta patología. Masajes preventivos y estiramientos son altamente recomendables. Utilizar un brazalete para este tipo de dolencias también es una buena idea cuando no puedes realizar reposo.
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